Newsletter Más Esperanza
Más Esperanza - Podcast
Evangelio del domingo 9 de marzo de 2025
0:00
-5:46

Evangelio del domingo 9 de marzo de 2025

I Domingo de Cuaresma

Lucas 4,1-13
En aquel tiempo, Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán y, durante cuarenta días, el Espíritu lo fue llevando por el desierto, mientras era tentado por el diablo. En aquellos días, no comió nada, y al final sintió hambre. Entonces el diablo le dijo: "Si eres Hijo de Dios, di a esta piedra que se convierta en pan". Jesús le contestó: "Está escrito: ‘No solo de pan vive el hombre’".

Después, llevándole a lo alto, el diablo le mostró en un instante todos los reinos del mundo y le dijo: "Te daré el poder y la gloria de todo esto, porque a mí me han sido entregados, y yo los doy a quien quiero. Si tú te arrodillas delante de mí, todo será tuyo". Jesús le contestó: "Está escrito: ‘Al Señor, tu Dios, adorarás y a él solo darás culto’".

Entonces lo llevó a Jerusalén y lo puso en el alero del templo y le dijo: "Si eres Hijo de Dios, tírate de aquí abajo, porque está escrito: ‘Encargará a los ángeles que cuiden de ti’, y también: ‘Te sostendrán en sus manos, para que tu pie no tropiece con las piedras’". Jesús le contestó: "Está mandado: ‘No tentarás al Señor, tu Dios’".

Completadas las tentaciones, el diablo se marchó hasta otra ocasión.


Introducción: Fortalecidos en la tentación

Al comenzar la Cuaresma, el Evangelio nos invita a acompañar a Jesús en su experiencia en el desierto, donde, fortalecido por el Espíritu Santo, enfrentó las tentaciones del maligno.

Estos días de preparación nos recuerdan que las pruebas y tentaciones pueden ser momentos de crecimiento en nuestra fe y fidelidad a Dios, si las enfrentamos desde la oración, la Palabra de Dios y la confianza en Él.

Pidamos al Señor que, a través de este tiempo de Cuaresma, aprendamos a vivir nuestras luchas con la fuerza que Él nos da, y que nuestra fe se fortalezca mientras caminamos hacia la Pascua.


1. La importancia de la preparación y la oración para enfrentar las tentaciones

Antes de enfrentar al tentador, Jesús vive un tiempo de preparación y ayuno en el desierto. Este escenario no es solo geográfico, sino también espiritual: el desierto es el lugar del encuentro con Dios, pero también de las pruebas que nos purifican y fortalecen.

El modelo de Jesús nos enseña que solo quien se prepara en oración profunda y confianza en Dios puede enfrentar las fuerzas del mal.

Esto nos recuerda la experiencia del pueblo de Israel en el Antiguo Testamento: durante su caminar por el desierto, muchas veces enfrentaron pruebas y dudas, pero también aprendieron que la fidelidad a Dios era su salvación (Deuteronomio 8,2).

Así también nosotros, a través de la oración, el ayuno y el sacrificio, podemos fortalecer nuestro corazón y encontrar la fuerza que necesitamos para vencer las tentaciones. ¿Estamos dedicando verdaderamente este tiempo de Cuaresma a prepararnos espiritualmente para nuestras propias luchas?


2. Cómo la Palabra de Dios es nuestra arma fundamental contra las seducciones del mal

En cada tentación, Jesús responde al diablo con la Palabra de Dios. Es significativo que el Señor, el Hijo de Dios, no confíe ni siquiera en su propio razonamiento humano para enfrentar al tentador, sino que recurra a las Escrituras como la autoridad suprema.

Esto es un recordatorio claro de que la Palabra de Dios es nuestra mayor arma contra las seducciones que enfrentamos todos los días.

Así como Jesús responde con citas de la Escritura, estamos llamados a recurrir a la Biblia, no solo como un libro, sino como una guía viva que ilumina nuestras elecciones y nos da fortaleza.

San Pablo nos lo dice también en su carta a los Efesios: "La espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios" (Efesios 6,17).

Por ello, debemos preguntarnos si estamos dedicando tiempo a conocer y meditar la Palabra, llevándola en nuestro corazón para usarla como escudo ante las mentiras y asechanzas del mal.


3. La victoria sobre las tentaciones

Al vencer las tentaciones en el desierto, Jesús no solo reafirma su fidelidad al Padre, sino que se fortalece para la misión que está por venir.

Este Evangelio nos enseña que las tentaciones no son necesariamente barreras que nos detienen, sino oportunidades para elegir a Dios y crecer en santidad.

Cada vez que enfrentamos, con la fuerza de Jesús, nuestros momentos de debilidad, se nos da la posibilidad de aumentar nuestra fidelidad y afianzarnos en el amor del Señor.

Este proceso de victoria no siempre se da de forma inmediata. Así como el diablo "se marchó hasta otra ocasión", nuestras tentaciones suelen regresar en diferentes momentos, pero, con cada batalla vencida, nuestra fortaleza espiritual crece.

Jesús nos asegura que no estamos solos en esta lucha: su propio ejemplo y su gracia nos acompañan en todo momento, llevándonos hacia la victoria definitiva que es la salvación.


Ideas de compromisos personales

  1. Dedicar un tiempo cada día a la oración personal, pidiendo al Señor fuerza y claridad para enfrentar las pruebas y tentaciones.

  2. Leer algún pasaje de las Escrituras, especialmente del Evangelio, buscando fortalecer nuestra fe en el poder de la Palabra de Dios para combatir el mal.

  3. Practicar un pequeño sacrificio o ayuno durante esta semana como un gesto concreto de preparación para las luchas espirituales, ofreciendo todo al Señor con humildad y confianza.


Oración final

Señor Jesús, tú que enfrentaste las tentaciones en el desierto y saliste victorioso, enséñanos a confiar en la fuerza de tu Espíritu en medio de nuestras propias pruebas. Ayúdanos a prepararnos con oración y ayuno, fortalecidos en la Palabra de Dios, para que podamos vencer las seducciones del mal. Acompáñanos en este camino cuaresmal y fortalécenos en nuestra lucha diaria para crecer en fidelidad y santidad. Virgen María, refugio en las dificultades, intercede por nosotros para que, como tu Hijo, siempre confiemos en el amor del Padre. Amén.

Discusión sobre este episodio