Evangelio del domingo 4 de enero 2026
Epifanía del Señor
Evangelio según San Mateo 2, 1-12
Jesús nació en Belén de Judá, en tiempos del rey Herodes. Unos magos de Oriente llegaron entonces a Jerusalén y preguntaron: “¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? Porque vimos surgir su estrella y hemos venido a adorarlo”.
Al enterarse de esto, el rey Herodes se sobresaltó y toda Jerusalén con él. Convocó entonces a los sumos sacerdotes y a los escribas del pueblo y les preguntó dónde tenía que nacer el Mesías. Ellos le contestaron: “En Belén de Judá, porque así lo ha escrito el profeta: Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres en manera alguna la menor entre las ciudades ilustres de Judá, pues de ti saldrá un jefe, que será el pastor de mi pueblo, Israel”.
Entonces Herodes llamó en secreto a los magos, para que le precisaran el tiempo en que se les había aparecido la estrella y los mandó a Belén, diciéndoles: “Vayan a averiguar cuidadosamente qué hay de ese niño, y cuando lo encuentren, avísenme para ir yo también a adorarlo”.
Después de oír al rey, los magos se pusieron en camino, y de pronto la estrella que habían visto surgir, comenzó a guiarlos, hasta que se detuvo encima de donde estaba el niño. Al ver de nuevo la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa y vieron al niño con María, su madre, y postrándose, lo adoraron. Después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra. Advertidos durante el sueño de que no volvieran a Herodes, regresaron a su tierra por otro camino.
Introducción: Buscar la verdad: La aventura de encontrar lo que da sentido
Vivimos en una época de búsquedas constantes: buscamos éxito, reconocimiento, experiencias, respuestas. Pero no todas las búsquedas nos llevan a lo que realmente da sentido a la vida. Los magos de Oriente nos enseñan que buscar la verdad es una aventura apasionante que requiere valentía, perseverancia y disposición para dejarnos transformar por lo que encontramos. La verdadera sabiduría no consiste en acumular conocimientos, sino en encontrar a quien da sentido a todo: Cristo.
Oración: Padre bueno, que guiaste a los magos hasta tu Hijo por medio de una estrella, ilumina también nuestro camino. Danos un corazón sincero para buscar la verdad sin miedos ni prejuicios, y la humildad para reconocerla cuando la encontremos. Que tu Espíritu nos ayude a descubrir en este Evangelio la luz que necesitamos para nuestra vida. Amén.
1. Atreverse a emprender la búsqueda
Los magos no se quedan en sus tierras contemplando la estrella desde la comodidad. Se ponen en camino, abandonan sus seguridades y emprenden un viaje largo, costoso e incierto. La búsqueda auténtica de la verdad siempre exige movimiento interior y exterior.
Muchos jóvenes y adultos hoy sienten un vacío profundo pero no se atreven a buscar más allá de lo superficial. Prefieren la distracción constante al silencio que permite hacerse preguntas esenciales. Los magos nos retan a salir de nuestra zona de confort y emprender la aventura de buscar lo que realmente importa.
Esta búsqueda no es un capricho intelectual sino una necesidad vital. Como Abraham que salió de su tierra sin saber a dónde iba (Génesis 12, 1-4), quien busca la verdad debe estar dispuesto a ir más allá de lo conocido. Dios siempre sale al encuentro de quien lo busca con sinceridad.
2. Perseverar ante los obstáculos
El camino de los magos no fue fácil. Enfrentaron el desierto, la incertidumbre cuando la estrella desapareció, y el encuentro con Herodes que intentó manipular su búsqueda. Sin embargo, no se detuvieron ni desviaron de su propósito.
En nuestra búsqueda de sentido encontraremos obstáculos: dudas, críticas de quienes no entienden, voces que intentan desviarnos hacia caminos más cómodos pero vacíos. La perseverancia es clave. No podemos abandonar la búsqueda cuando se pone difícil o cuando otros no nos acompañan.
Cuando la estrella vuelve a aparecer, los magos se llenan de “inmensa alegría”. Esa alegría es el signo de que vamos por buen camino. Dios nunca abandona a quien lo busca con corazón sincero, aunque permita momentos de oscuridad que purifican nuestras intenciones y fortalecen nuestra fe.
3. Dejarse transformar por el encuentro
Los magos esperaban encontrar un rey en un palacio, pero descubren a un niño en una casa humilde. No se escandalizan ni se decepcionan. Se postran, adoran y ofrecen sus tesoros. Luego regresan “por otro camino”, transformados por el encuentro.
Encontrar la verdad siempre nos cambia. No podemos tener un encuentro auténtico con Cristo y seguir siendo los mismos. Los magos representan a toda la humanidad que busca y encuentra en Jesús la respuesta a sus anhelos más profundos, aunque sea de forma distinta a lo esperado.
Volver “por otro camino” significa vivir diferente después del encuentro. Las prioridades cambian, las decisiones se toman desde otra perspectiva, la vida adquiere un sentido nuevo. Quien encuentra a Cristo encuentra el tesoro que vale más que todo (Mateo 13, 44-46) y está dispuesto a reorganizar toda su existencia en torno a esa luz.
Idea de compromiso personal
Dedica esta semana quince minutos diarios a la oración silenciosa, preguntándole a Dios qué busca tu corazón realmente. Pídele que te muestre si hay algo en tu vida que necesita cambiar para acercarte más a Él y vivir con mayor autenticidad.
Oración final
Señor Jesús, luz de las naciones, te damos gracias por revelarte a los magos y a través de ellos a toda la humanidad. Concédenos la gracia de buscarte con la misma sinceridad y valentía, sin cansarnos ante las dificultades del camino. Que el Espíritu Santo nos ayude a reconocerte en los lugares y formas donde menos lo esperamos, y a dejarnos transformar por tu amor. María, Madre nuestra, que presentaste a tu Hijo a los magos, preséntanoslo también a nosotros y ayúdanos a ofrecerle nuestras vidas como el oro, incienso y mirra más preciosos. Que nuestro encuentro contigo nos lleve a regresar por otro camino, siendo testimonio vivo de tu luz en el mundo. Amén.

